un insecto de color café


que por ejemplo, y en relación con esta inmovilidad que precede habitualmente a un acto de reflexión especulativa, yo creo… es una idea ¿eh? que los muertos, en realidad, no están muertos, o no del todo, y no lo digo únicamente por las víctimas del insecto, hablo en general. lo que ocurre es que están pensando intensamente, que han alcanzado por primera vez en su vida, y puede que por última… han alcanzado el pensamiento absoluto, infinito, y por eso se quedan tan quietos… y… desde luego, lo que no debes hacer nunca es aprovecharte de su indefensión y estropearles ese instante de indescriptible belleza, ya sea importunándolos con preguntas ociosas, o zarandeándolos como en las películas ¿no sabes? o en las obras de teatro, que los zarandean y los empapan de lágrimas y babas y mucosidades, que les parece que el estar enajenados y fuera de sí, les da algún derecho a tratarlos con esa desconsideración. a gritarles al oído, que hace falta ser malas bestias, que les gritan -¡NO! ¡NO! ¡TÚ NOOO! ¡DIOOOS, NO TE LO LLEVEEES! ¡ES INJUSTOOO! ¡LLÉVAME A MÍÍÍ!- que te meten una desazón en el cuerpo, un desasosiego, que… de verdad ¿eh? ahora en serio, si alguna vez me ves muerto por ahí, por riazor o por el orzán o por donde sea, te ruego que no vengas a moverme, ni a tocarme, ni a pellizcarme los párpados para que los abra. y no me hables, que me distraes. y menos aún me desesperes con alaridos y espumarajos y que otros transeúntes me hagan corro y qué le pasa y respira y habrá que… y no, joder, márchate y déjame en paz. en todo caso, antes de irte, y si ves que refresca, ponme una mantita por encima

1 comentario: